Después de Campanadas de Boda, nuestros asesores, que son muchos y muy buenos nos aconsejaron que si queríamos seguir viviendo de lo que hemos hecho hasta ahora (teatro), teníamos que cambiar de registro, ya que el público quiere otra cosa, y consecuentemente, los programadores también. ¡Quieren musicales!

“¡Nosotros ya hacemos musicales!”, respondimos. “En todos nuestros espectáculos siempre cantamos y bailamos”. “Que valiente es la ignorancia” replicaron. “Habéis utilizado el arte del disimulo, pero de cantar y bailar ni tenéis ni idea. ¡Si realmente queréis estar en la cresta de la ola, debéis hacer un musical!!!”

“¡Hagamos un musical, pues!” Si hemos tocado el mundo de la Revista, la Ópera, el Cine, la Televisión, hemos hecho teatro en los mercados, montado maratones de baile, inauguraciones, pregones… ¡Hemos hecho de todo! ¡Claro que podemos hacer un musical!!!

Se trataba solo de encontrar un título que estuviera dentro de nuestro estilo. ¿Mary Poppins? ¿Sonrisas y Lágrimas? ¿My fair Lady? Y entonces dijimos: “¡No! ¿Porque no hacer una cosa más autóctona? Nosotros que somos de Sitges, ¿por qué no hacemos un Rusiñol? ¿Por qué no hacemos Gente Bien, un sainete conocido por todo el teatro amateur de Cataluña?”

¡Pues, manos a la obra! Ahora solamente se debe adaptar el texto original e ir a ver a nuestro músico, Joan Vives, para que nos ponga la música. ¡El resultado final es una opereta! ¡Ya tenemos musical! Y el resto… el resto está por ver. ¿Saldremos de ésta? ¿Lo sabremos hacer? ¿Quién sabe? ¡Pero seguro que teatro sí que haremos!